Valentina, la pequeña astronauta, viaja con su nave de estrella en estrella. Le encanta explorarlo todo y conocer extraños planetas. Sus preferidos son los rojos, los verdes y los violetas.
En estos momentos se dirige hacia el planeta Ent. Dicen que allí, en el planeta Ent, viven unos árboles muy grandes y muy sabios, que hablan con las personas y cuentas muchas historietas. ¿Será cierta esa leyenda?
Pero mientras ella vuela recorriendo el universo, Valentina con su nave a un gato casi atropella.
¡Eh!… ¿Cómo? ¡Un momento! ¿Puedes repetir eso último? Lo del gato.
¡Pues sí! Que en medio de la nada, Valentina casi atropella a un gato.
-¡Miau! ¡Requetemiau! –maúlla el gato un poco asustado.
Valentina detiene su nave y con suavidad se acerca al gatito. Coge al minino y lo acaricia.
-¿Pero tú qué haces aquí? ¿Es que acaso te has perdido? Fíjate, tienes collar. ¿De una nave te has caído? Un momento, que pregunte.
Y Valentina grita bien fuerte:
-¿ALGUIEN HA PERDIDO UN GATO?
Silencio. Nadie responde. Pues claro, ¿quién va a responder? Nadie a Valentina oye.
-No te preocupes, gatito. Tu hogar pronto encontraremos. Confía en mí y ya verás; ¡No debe de andar muy lejos!
Valentina, decidida, al planeta más cercano pone rumbo. ¡Cómo acelera su nave! ¡Y qué bien la maneja ella!
En menos que canta un gallo, al planeta la nave llega. Valentina, con un megáfono, pregunta muy alto, vocifera:
-¿ALGUIEN HA PERDIDO UN GATO?
«¡Qué mala suerte, gatito! Tendremos que seguir buscando».
¡Bien, Valentina, bien! No hay que rendirse. ¡Sigue probando!
Cerca hay un planeta azul y Valentina, con el gato, hasta él van volando. Ella hincha sus pulmones y grita con todas sus fuerzas:
-¿ALGUIEN HA PERDIDO UN GATO?
Y allá abajo, en el planeta, se escucha a un niño, lejano:
-¡Yo! ¡Aquí! ¡Mi gatito perdí en el espacio!
El gatito se pone alerta, sus orejas se han tensado. Parece que sabe algo. ¡Qué buen oído tienen los gatos!
Valentina, nave y gato tocan tierra y allí mismo, a su lado, un niño sonríe y dice:
-¡Qué alegría! ¡Si es mi gato! ¡Muchas gracias por cuidarlo!
El gato ya ha vuelto a casa y Valentina, satisfecha, arranca su nave y se marcha. Puede que hoy llegue al planeta Ent, el de los árboles que hablan. O también puede que no, pues cuando se asoma a la ventana, desde su nave se ve algo blanco. Algo peludo. Algo con rabo. Algo que Valentina coge con mucho cuidado.
-¡GUAU! ¡GUAU!
-¿ALGUIEN HA PERDIDO UN PERRO? ¡Es que acabo de encontrarlo!